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miércoles, 11 de mayo de 2011

Con El Caracolí en San Roque

Posted by Diógenes Armando Pino Ávila 13:09, under , | No comments
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La naturaleza premió a este pueblo con la fertilidad de sus tierras. Aquí se da una economía agrícola. Sus habitantes, campesinos minifundistas, laboran la tierra en sus pequeñas parcelas dedicadas al cultivo del plátano y de algunos frutales. Aquí se produce  zapotes, guamas y nísperos, que los nativos venden a lado y lado de la carretera al Mar. Es un pueblo pequeño que hace parte de la jurisdicción de Curumaní.

Le pedí a un moto-taxista que me llevara a la biblioteca. «¿A la biblioteca?» Replicó como un eco. Llamó a un muchacho que pasaba y le preguntó: «Dónde queda la biblioteca» El joven le respondió: «Al lado de la Inspección, es donde trabaja Olinto»  Me indicó que subiera a su vehículo y emprendimos la marcha: «Aquí es» me dijo. Le pagué y penetré al local, me asombré al ver a unos veinticinco niños apretujados en unas sillas de madera. El recinto era estrecho de aproximadamente veinte metros cuadrados. Olinto el bibliotecario, es un hombre alto de tez trigueña y ojos claros que oficia de bibliotecario en esta pequeña población y al que no le pagan su salario hace cuatro meses. Me contó que seguía prestando el servicio porque le gustaba y disfrutaba de su trabajo. Ese día dirigí el taller, no se había contratado todavía a su director.

Una semana después volví, llegué a la biblioteca y estaba cerrada: «¿Busca a los niños?» Me preguntó una señora que barría el frente de su casa. «Sí señora» respondí.  «Salieron para la escuela con la seño nueva»  y me señaló en dirección al colegio. Colgué el morral en mi hombro y me encaminé hacia la escuela. Es una escuela modesta de las que construyó el ICCES, pintada de blanco, con un patio cubierto de fresca sombra que le brinda unos árboles de mango y un quiosco de palma. En el suelo del patio hay gran cantidad de mangos maduros que han caído de los árboles. En el quiosco, treinta y cinco niños están absortos haciéndole el coro a un canto que realiza una mujer de tez negra y espigada estatura que canta y toca palmas. En un taburete de cuero un hombre de cabeza canosa observa escéptico la actividad.

La motivación en el recinto es tan grande que ninguno de los presentes se da cuenta de mi presencia. Me hago discretamente a un lado y espero que la dinámica termine para hacerme notar. «Buenas días» digo en voz alta. Todos giran la cabeza hacia mí y en coro contestan«Bueeeenos díiiiiaaaas»  Avanzo hacia el centro del salón, le extiendo la mano a la mujer y me le presento «Mi nombre es Diógenes Pino, soy el coordinador del Nodo Centro»  la mujer me brinda su mano: «Mucho gusto, soy Julia Pastora, la nueva directora del Caracolí San Roque»Julia Pastora es Licenciada en educación Preescolar y un enamorada de la oralidad de esta tierra. Julia Pastora dirigiéndose a los niños me presenta, luego  señala al hombre de cabellera blanca y me lo presenta también, el hombre me da la mano: «Enrique Parejo, para servirle» me dice.  Le miro a la cara y le digo: «La huelga»,  sonriente me contesta: «Si, la huelga»  le sonreí y le dije: «Me gustó bastante» Se sonrió y contestó «A mi también». Julia Pastora nos interrumpe preguntando que si quiero hablarle a los niños, le digo que si e improviso unas cortas palabras de saludo. Le digo a Julia Pastora que continúe con su actividad y ella reinicia sus juegos de lúdica y lectura, la observo silencioso y agradado, pienso: «Ojalá mis nietos tuviera una animadora de lectura como esta» Al término de media hora me despido y parto con destino a Valledupar, llevando en los oídos el coro alegre de estos niños y la voz melosa de Julia Pastora.

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