El Lectaurante

El lado nororiental del pueblo está enmarcado por una cadena de montañas verdes de siluetas suaves que permiten que la imaginación levante vuelo hacia regiones donde habita la fantasía. La buseta se detiene y me apeo estirando mi anatomía. Tomo un ciclotaxi y le pido que me lleve a la biblioteca. Con pedaladas fuertes y regulares, el fornido muchacho que conduce el vehículo sortea los baches y pedruscos que adornan la calle y velozmente me conduce a la pequeña casa que sirve de biblioteca del lugar.

En la parte de afuera de la casa, hay un muro de concreto en forma de cuadrado al que le hace falta un lado, con una altura de unos ochenta centímetros, encima de él se hallan sentados unos niños que en animada conversación se refieren a una comida a la que fueron invitados por la bibliotecaria. Escucho sus risas, cometarios y opiniones sobre la comida. Hay curiosidad por saber que les brindaran de comer.

La bibliotecaria se asoma a la puerta, les invita a entrar al pequeño salón. Los niños irrumpen en la biblioteca y se acomodan en sus bancos. Una niña mira hacia la pared lateral y le llama la atención el letrero “LECTURANTE LA MAGIA FINA”, toca el hombro del niño de al lado y le susurra algo al oído, este mira el letrero y sonríe, hace lo mismo, le muestra al que queda a su lado y este lee con detenimiento y dice en voz alta: Señora Yoleida mire —señala el letrero— se equivocó al escribir, la palabra “RESTAURANTE”

Todos los niños fijan la atención en el letrero y asienten con la cabeza dándole la razón al niño que llamó la atención de la bibliotecaria. Esta sonriente les hace señas de calma con la manos y explica que RESTAURANTE es donde las personas van en busca de comida, pero que esta es una biblioteca y a las bibliotecas vamos es a…. —los niños completan la oración —LEER.

La bibliotecaria prosigue con sus explicaciones indicándoles que en este “LECTAURANTE” en el día de hoy se ha preparado una serie de platos exquisitos y les invita a mirar el menú, les entrega unas hojas impresas y les solicita que hagan sus pedidos. Los niños leen el menú y comienzan a pedir sus platos favoritos: Todos ellos títulos de cuentos infantiles que hay en la biblioteca. Yoleida diligentemente toma el pedido de cada uno de los niños y se desplaza a los anaqueles y toma los libros que han pedido y se los sirve delicadamente para que ellos lo disgusten.

Los niños ríen de las ocurrencias de Yoleida, y tomando los libros y comienzan su lectura, cinco minutos después Yoleida pasa por las mesas y les quita los libros, algunos manifiestan no haber terminado de leer, la bibliotecaria impávida no escucha los reclamos y retira los libros, luego les invita a pagar la cuenta de la comida. Los niños perplejos ante el cobro la miran incrédulos. Ella les dice que el pago consiste en decir: ¿Cómo se llama el autor? ¿De qué trata el libro? ¿Qué le gustó de lo que leyó?

Los niños hacen los más variados comentarios respondiendo a las preguntas. Al final ella les interroga: ¿Cómo les pareció el “LECTAURANTE”?

La mayoría responden que muy bueno. Una niña dice que es el mejor “LECTAURANTE” de San Roque.